La bulliciosa Hanói nos recibe primero para que nos acerquemos a la cultura vietnamita con un espectáculo de sus famosas marionetas sobre el agua, y nos lanzamos a un recorrido en ciclotour sorteando el tráfico de la capital.

En ruta por los maravillosos paisajes de montaña llegamos a la bahía de la espiritualidad. Allí nos alojamos en un barco privado para el grupo entre las brumas de la mañana y el calor del día. Pesca a la luz de la luna, baños bajo el sol, barbacoa a bordo, y las más variadas actividades náuticas en un enclave paradisíaco.

Antes de la despedida, una de las cuevas de los alrededores alberga la exótica cena de gala. Nos reciben tambores antiguos y ameniza la velada la música en vivo de una magnífica banda de Jazz. Todo es cuidadosamente seleccionado al detalle.

Ya estamos pensando en nuestro próximo destino, pero una parte de nosotros y de nuestros clientes se ha quedado para siempre entre los arrozales y las sonrisas de la gente de Vietnam.